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Que comentario puedo hacer a esta simple realidad?
¿Gran teatro del mundo o política mundial? La cumbre del G-8 terminó, y dejó abiertos todos los interrogantes
Michael R. Krätke
Sin Permiso
21/07/08
"Al final, el espectáculo político mundial habrá costado al contribuyente japonés 60 mil millones de yenes (364 millones de euros). Del evento no ha resultado mucho, salvo, acaso, una nueva crisis, la de legitimación del mismo G-8, una crisis que ya nadie discute. El G-8 no ha dado respuesta a ninguna de las agudas crisis que padece la economía mundial, a ninguno de los problemas fundamentales del actual desorden mundial. Los poderosos del mundo, todos neoliberales confesos, todos prisioneros de dogmas, todos sordos a las "constricciones objetivas" del mercado mundial, no comprenden ni las causas de la crisis en que se halla sumida la economía ni el dramatismo de la situación en su conjunto. Lo que pasa, lisa y llanamente dicho, es que no están a la altura de la política mundial en la época del capitalismo global desembridado"
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Una cumbre de crisis que recordaba a los comienzos, hace ahora 33 años. Para afrontar la crisis monetaria mundial, la primera crisis del petróleo y la irritación del Tercer Mundo, se reunieron en 1975 los jefes de Estado y de gobierno de las seis principales naciones industriales del mundo occidental para una conversación informal de mesa camilla. Entretanto, los encuentros anuales de charla informal del club exclusivo de caballeros, ahora ampliado a 8, se ha convertido en el show político más grande del mundo, en un teatro de las grandes potencias económicas, de mucho contenido simbólico: tranquilos, que ya nos ocupamos de los problemas mundiales urgentes. Los jefes de los Estados que componen el G-8 y su séquito de expertos estuvieron representando durante tres días en Tokayo, en la isla de Hokkaido, el papel del gobierno mundial. Y en verdad que un gobierno mundial tendría tarea bastante. Crisis a la vista: la amenazante catástrofe climática, la crisis energética, la crisis de la alimentación y, por último pero no menos importante, una crisis financiera internacional que viene propagándose desde agosto del año pasado en forma de ondas de choque. Todas ellas crisis globales, cuyo punto culminante dista por mucho de haber sido alcanzado. La nación anfitriona, Japón, puso en lugar destacado del orden del día la protección climática y la lucha contra la pobreza. Había el afán de darle a la cumbre un brochazo verde con tecnología medioambiental nacional. Hacer un paseo con un automóvil propulsado con hidrógeno, visitar una casa con un consumo cero de energía, probar un cuarto de baño ahorrador de agua. ¡Sí señor!: se ofreció todo lo que pueda desear un corazoncito verde y todo lo que puede ofrecer la tecnología energética y medioambiental japonesa. Un imponente despliegue policial y un sinfín de obstáculos atravesados en el camino contuvieron la esperable protesta.
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