Se considera que los procesos de magnetización del Sol son un indicio claro del comienzo de un nuevo ciclo de actividad del astro rey, que en este caso será el vigésimo cuarto. Hay que reconocer que este fenómeno no será favorable para los habitantes de la Tierra.
Las guerras, revoluciones, los avances científicos, espirituales y técnicos, el incremento de los suicidios y las catástrofes, en cierta forma están relacionados con la actividad solar. Entre las tareas esenciales que se plantea la ciencia actual figuran la comprensión de la interrelación de esos fenómenos, y también los mecanismos para pronosticar la actividad solar.
Ya en agosto de 2007 en el Sol se detectaron zonas de elevada actividad magnética de poca extensión y corta duración. Era evidente que se trataba de manifestaciones esporádicas del nuevo ciclo de actividad solar, que contrasta en fin del ciclo anterior (el número 23) que se encuentra en su mínimo de actividad.
Los ciclos de actividad del Sol comenzaron a enumerarse hace 250 años, con el inicio de observaciones regulares de las manchas solares que aparecen en el disco solar.
Al inicio de cada ciclo, el número de manchas solares es escaso, y a medida que avanzan los años, su número aumenta hasta alcanzar una cantidad máxima determinada.
Después, el número de manchas solares comienza a reducirse lentamente hasta alcanzar el denominado mínimo de actividad solar.
El período cuando la cantidad de zonas de acción magnética (aparición de manchas) es mayor se llama máximo del ciclo solar, y cuando la cantidad de esas zonas es menor se llama mínimo.
En promedio, la sucesión entre el máximo y el mínimo es de once años, por esa razón, se denominan ciclos de actividad solar de once años.
En los últimos ochenta años, el tiempo en que transcurren los ciclos solares se ha acelerado un poco, en promedio, su duración se ha reducido a 10,5 años aproximadamente.
Es evidente que el Sol tiene una especie de reloj interno que establece la duración de cada ciclo de actividad solar en concreto. Hasta ahora, es una incógnita el mecanismo de trabajo de este reloj.
El máximo y el mínimo de la actividad de los diferentes ciclos solares puede ser parecida.
Así, en la segunda mitad del siglo XVII la actividad del Sol fue notablemente débil. En esa época, en Europa se observó un descenso de la temperatura promedio anual. Comenzó lo que se denominó pequeño período glacial. Es muy probable, que ese enfriamiento fue una consecuencia de la disminución de la influencia solar en el clima de la Tierra.
Actualmente, la actividad solar ha alcanzado uno de los niveles más altos en el último millar de años. En el último siglo la cantidad de manchas en el Sol ha aumentado considerablemente. Simultáneamente, en los últimos años se ha observado un pronunciado calentamiento del clima. Es probable que la actividad humana haya contribuido en ese proceso, sin embargo, muchos científicos consideran que el cambio climático es una consecuencia de los procesos que se producen en el Sol.
Hay que resaltar que el anterior ciclo solar número 23 se caracterizó porque tuvo una actividad muy elevada y anómala. Así, eyección de masa coronal ocurrida el 28 de octubre de 2003 fue la más potente en toda la historia de las observaciones del astro. La magnitud del fenómeno fue superior a la capacidad de medición de los instrumentos y por esa razón, no se pudo establecer exactamente la enorme cantidad de energía producida. Afortunadamente, la explosión ocurrió en un extremo de la corona solar. De haber ocurrido en la parte central del disco solar los efectos hubieran sido muy graves e imposibles de predecir.
Además de los fenómenos excepcionales que ocurren en el Sol también se producen sucesos notables en Júpiter. Por primera vez en la historia, junto a una extraña mancha roja detectada en ese planeta, recientemente se descubrió una segunda mancha, tan extraña como la anterior. El período de rotación del planeta más grande del sistema solar es casi el mismo que los once años del ciclo de actividad solar, y los científicos no excluyen que existe una relación entre los procesos que ocurren en el Sol y en Júpiter.
En lo que concierne a la Tierra, la relación entre la actividad del astro y los diversos procesos que ocurren en el planeta fue establecida hace mucho tiempo de forma empírica. El conjunto de fenómenos relacionados con el flujo corpuscular y electromagnético del Sol en los procesos atmosféricos, biológicos y geomagnéticos de la Tierra son asuntos que estudian ramas específicas de la Ciencia.
Los planteamientos fundamentales de la relación Sol-Tierra fueron establecidos a comienzos del siglo XX con los trabajos de los científicos rusos Vladímir Vernadski, Konstantín Tsiolkovski y Alexandr Chizhevski.
El aumento del denominado "viento solar", que es el flujo de plasma de la corona solar, que aumenta con el incremento de la actividad solar, además de las auroras boreales, también ocasiona alteraciones en la magnetosfera de la Tierra.
A su vez, las tormentas magnéticas pueden ocasionar averías en las líneas de alta tensión, de comunicaciones y en el funcionamiento de los gasoductos y oleoductos.
Las tormentas magnéticas influyen directamente en la salud física y mental de las personas.
Por el momento, no es posible pronosticar la intensidad que tendrá el nuevo ciclo solar, como tampoco el momento en que tendrá lugar su punto máximo.
Algunos científicos suponen que el máximo tendrá lugar cuando en el Sol aparezcan al menos 140 manchas solares en octubre de 2011.
Otros expertos consideran que el máximo coincidirá con la aparición de 90 manchas solares en agosto de 2012. La comprobación o refutación de estos pronósticos será posible después de que transcurra un año después del mínimo de actividad solar del ciclo que concluye actualmente (el ciclo 23).
Si el máximo del ciclo nuevo 24 se produce en corto tiempo, el ciclo de actividad será más fuerte que el anterior, es decir, si el máximo ocurre en 2011 el ciclo solar será de alta actividad.
De acuerdo a cálculos preliminares, el nuevo ciclo del Sol será un 30 o un 50 % más potente que el anterior y puede ocasionar una serie de serios cataclismos.
Cabe añadir que hasta ahora, sólo en 1989 y en 1996 los científicos publicaron pronósticos sobre el desarrollo de la actividad solar y que la mayor parte de esos pronósticos fueron acertados.