Junio 1, 2009
¿Vuelo de Air France y Anomalía de Atlántico Sur,
alguna relación?
Como ustedes saben por todos las agencias de noticias hoy desapareció el vuelo de
Air France AF 447 que viajaba entre Río de Janeiro y París y que desapareció
cuando sobrevolaba el Atlántico.
Nada se sabe de qué fue lo que sucedió con la aeronave pero me gustaría llamar
la atención sobre un tema que toqué en Newsletter del 3 de diciembre, 2005.
Existe algo conocido como Anomalía del Atlántico Sur. Esta es una zona muy particular
del planeta y los controladores de la misiones espaciales cruzan los dedos cada vez que los
transbordadores deben volar sobre el Atlántico Sur.
Por esta zona, hasta los satélites que se encuentran en órbitas bajas sufren mucho por los
“disparos” asestados por las “balas” atómicas provenientes desde el espacio. En los e
quipos electrónicos se producen problemáticas fallas y los astronautas ven relampagueos
ante sus ojos.
El campo magnético de la Tierra, que mantiene protegido nuestro planeta
de las partículas atómicas cargadas que vienen del espacio exterior, es curiosamente
débil por estos lugares.
La Anomalía del Atlántico Sur, tal como la denominan los expertos, es una de las razones
de peso por las que se está intensificando el estudio del magnetismo terrestre.
El satélite Dinamarqués llamado Ørsted, que fue lanzado en el año 1999, está dedicado
puramente a la investigación del campo magnético, mientras que la misión CHAMP, del
año 2000 y de origen Alemán, se encarga de las mediciones tanto del campo magnético como
del campo gravitatorio
Estos satélites muestran que la zona de peligro para satélites por encima de Brasil, Argentina
y el Atlántico Sur está creciendo en tamaño hacia el Océano Indico sur.
El campo magnético terrestre en general se está haciendo progresivamente más débil
con una velocidad asombrosa. Cuando un equipo Francés-Dinamarqués comparó los resultados
dados por el Ørsted para el año 2000 con aquellos provenientes de un satélite norteamericano,
el Magsat, de 20 años antes, se encontraron con que la disminución en la intensidad del campo
sugiere que éste puede desaparecer por completo.
Éste, y otros misterios sobre nuestro planeta magnético tendrán toda la atención que se
merecen con el próximo lanzamiento del proyecto Swarm. Se trata de tres satélites que t
rabajarán en conjunto para tomar mediciones del campo magnético y de sus variaciones en un
modo mucho más preciso que en cualquiera de los intentos anteriores.
La misión Swarm fue una propuesta presentada ante la Agencia Espacial Europea (ESA)
por Eigil Friis-Christensen (Copenhague, Dinamarca), Hermann Lühr (Potsdam, Alemania)
y Gauthier Hulot (París, Francia) y cuenta con el apoyo de científicos de siete países europeos y
de EE.UU.
La ESA seleccionó el proyecto en el 2004 como una misión dentro lo que llaman
Opportunity,
un programa para explorar la Tierra. Si todo sale bien, el proyecto Swarm deberá
estar operando
en el 2009.
Luego de alcanzar el espacio dentro de un transbordador, los satélites adoptarán
órbitas que transitansobre los polos.
El Swarm A y el B volarán lado a lado, midiendo simultáneamente el campo magnético desde
posiciones de hasta 150 km de separación en dirección Este-Oeste cercana al ecuador.
Su orbita en principio será a 450 km por encima de la superficie, pero hacia el final de la misión
ésta bajará hasta una altitud de casi 300 km, para poder realizar medidas más precisas del
magnetismo originado en la corteza terrestre.
El Swarm C siempre estará mucho más arriba, permaneciendo a más de 500 Km. de altitud a
lo largo de toda la misión.
En comparación a sus hermanos, el C brindará mediciones simultaneas de la intensidad
del campo magnético de procedencia mucho más variada, tomadas de zonas bien distintas de
nuestro planeta, y de la variación de la intensidad en medidas tomadas en la misma región
pero en momentos diferentes del día.
Los tres satélites del proyecto Swarm investigarán este nuevo efecto con
sus propios acelerómetros.
La vida operativa de los satélites del proyecto Swarm, desde el 2009 hasta el 2013,
coincidirá con el próximo pico de actividad de tormentas en el Sol. Los beneficios prácticos
inmediatos estarán centrados en el monitoreo general sobre el clima en el espacio y los eventos
solares, que afectan no sólo a las naves y astronautas en órbita, sino también a los sistemas
tecnológicos que se encuentran en la superficie.
Las tormentas magnéticas pueden causar daño tanto en líneas de transporte de energía
como en cualquier tipo de conductos, mientras que los cambios en el campo magnético pueden
afectar a cualquier sistema de navegación que utilice brújulas magnéticas. Esto incluye a
las brújulas que operan por debajo de la tierra sirviendo como guía en la operación de
los taladros que se usan en la excavación de pozos para la búsqueda y obtención de petróleo.
Para los científicos, el mayor beneficio del Swarm es que las mediciones de alta
calidad del campo magnético proveerán de una nueva forma de ‘observar’ con
rayos X el interior oculto del planeta. Las ondas generadas por terremotos
y las variaciones en la intensidad del campo gravitatorio ya proveen actualmente
una imagen del núcleo caliente, del manto rocoso que lo rodea, y de la siempre
activa corteza terrestre. Pero tal imagen no es aún lo suficientemente clara como
para que los investigadores puedan ponerse de acuerdo en cómo es que funciona,
realmente, la maquinaria interna del planeta.
El Swarm también investigará los intrigantes cambios en el núcleo terrestre que son responsables
de la actual debilitación del campo magnético.
Esta es una conjetura sobre lo que podría haber sucedido con el vuelo Air France AF 447. Por
ahora no sabemos nada, pero estamos refrescando la mente sobre la famosa ANOMALÍA
DEL ATLÁNTICO SUR.
Kristen Neiling
Dirección y Producción
Agencia CPl.News ®
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